jueves, 18 de febrero de 2010

Eco en Sevilla

Umberto Eco estuvo en Sevilla. La Universidad le nombró Doctor Honoris Causa, y en italiano habló sobre este medio que ahora empleamos a modo de enciclopedia universal. La "Web -afirmaba- es incapaz de reducir al orden su propia multiplicidad, ni nos ofrece instrumentos para crear, desde su caos, un orden posible" Pero como este parece el futuro, advertía que cualquier "orden posible de nuestros conocimientos tendrá que ser elaborado usando la enciclopedia infinita de la web, pero sin sucumbir al vértigo de su laberinto".



Por la tarde el autor de El nombre de la rosa se reunió con la prensa, y allí comenzaron a fluir las ideas: "Internet es una parodia de la enciclopedia, porque reúne tanto las informaciones verdaderas como las falsas", dijo con cierto escepticismo. Y continuó: "la función de la cultura no es sólo atesorar conocimientos, sino también desechar los que son falsos. En este sentido, la calidad de una biblioteca se caracteriza tanto por los libros que tiene como por los que no ha querido tener" que razón no le falta. Echando mano de Borges, recuperó a Funes el Memorioso (personaje de un cuento del argentino) "que recuerda todas las palabras que ha escuchado y las hojas que ha visto, lo cual lo acerca a la imbecilidad". Decía que hace años que le vienen preguntando si desaparecerán los libros tradicionales en favor de los electrónicos, a lo que responde que eso no ocurrirá porque "son la mejor forma de transmitir información" y son hallazgos como "los cuchillos o las cucharas", que una vez inventados "ya no se puede prescindir de ellos". Además, "no hay ninguna garantía de que los artilugios informáticos puedan conservar la información" como lo hacen los libros, por lo que en lugares como la Biblioteca Nacional de París toda la documentación está informatizada pero los fondos también se conservan en papel porque es "la única garantía" de que se mantengan. "Basta un temporal para que se destruya el ordenador definitivamente y se pierda toda la información contenida".
RM/10

martes, 16 de febrero de 2010

Cartas Náuticas (Benalmádena)

Aquí está una de las clásicas. Ahora que se va a homenajear a los socios con más de un cuarto de siglo en la nómina y con seguridad,  los que tanto han hecho para lograr que el deporte de la vela sea una realidad en en Benalmádena. Seguro que habrán consultado esta carta en muchas ocasiones. El Club Náutico se encontraba entonces en la Playa.

jueves, 11 de febrero de 2010

Camino

Sólo comentar algo relacionado con el final de la proyección dejándome llevar por las palabras de su director. Es el último fotograma, el que cierra la grabación del padre de Camino. No altera el relato pero ¿una imágen velada por un mancha rojiza que rodea un triángulo transparente? Extraño, como puede acabar así. Es sencillamente ¡genial! Que manera tan ingeniosa de solucionar lo imposible.

Impactado por la historia que se narraba y por la brillante interpretación de sus personajes me dejé llevar hasta el debate. Aquella cinta proyectaba trazos de una vida real. Cuando el debate llegó a la parte en la que el padre, con la cámara que emplea para recoger el paso del tiempo, realiza una toma, con plano contínuo de la habitación, hasta aquel sillón donde su hija advierte lo sobrenatural, algo nuevo, de repente, sorpendía en aquella película.

Confesaba Fesser que aquel fragmento final, en realidad lo había filmado él. La proyección de esa cinta revelada por el padre, cierra el relato visual. Es un mudo recorrido a trechos discontínuos por el camino vital de una niña que en esas escenas, nunca pierde la sonrisa. Al parecer, lo grabó en una cinta que no debió ser manipulada y que nadie visualizó hasta el montaje final. Y que en el momento de insertar esa parte, apareció en el último fotograma, aquella marca anticuada, desechada de uso tiempo atrás en el montaje de imagenes. Pero allí estaba, decía Javier Fesser, y Cayetana Guillén advertía, que quizá no podía haber nada mejor, un sillón vacío sobre el que aparece un triángulo transparente rodeado de un halo.

Es verdad que la película fue reconcida con muchos galardones, y que en los Goya fue premiada con los de mejor película, dirección, guión original, elaborado por Javier Fesser; a la Mejor Actriz, Carmen Elías; al Mejor Actor de Reparto, Jordi Dauder, y a la Mejor Actriz Revelación, Nerea Camacho, sin la que su director, confesaba no podría haber realizado esa obra. Imprescindible.
RM/10

viernes, 5 de febrero de 2010

El verano peligroso de Ernest Hemingway

Ernest Hemingway llega a Málaga en los primeros días de 1959. Se alojó en la finca de La Cónsula, que había pertenecido al representante diplomático de Prusia, y eran entonces propiedad de Bill y Annie Davis, matrimonio californiano con los que Hemingway había convivido en México. Compartían su afición por la tauromaquia. Muerte en la tarde (1932) era el relato de aquella pasión. En ese momento, estaba a punto de producirse un encuentro entre Luis Miguel Dominguín, máxima figura del momento, y Antonio Ordóñez, cuñado suyo y a la vez gran amigo de Hemingway. Ese mano a mano, es el origen una serie de reportajes redactados por encargo de la revista Life. Dieron lugar a una obra singular que encontré por azar fruto de algunos días en Pamplona en las fechas previas a la semana de San Fermín.


Davis, Belleville, Hemingway, Mary, Quintana. La Cónsula Málaga. Hemingway Photograph Collection

Transcurridos cincuenta años de aquella visita, Málaga había recordado a Hemingay con un encuentro internacional titulado “Un verano peligroso, Málaga, 1959″(12-15 mayo/09). En un recorte de prensa de Berta González de Vega, titulado “Copas en la piscina de La Cónsula”, publicado en Málaga Hoy hace algunos años afirmaba: "Nadie sabe vender el turismo literario”. Con estas dos líneas resumía  la realidad, y es que esto de la literatura y demás lindezas no deja mucho margen.  La obra de Hemingway le distingue "como el mejor embajador de nuestras tierras y fiestas de los toros. Todavía vienen extranjeros a visitar La Cónsula, con la esperanza fallida de encontrar algún recuerdo, pero no hay nada, no queda nada de aquel tiempo". Quizá sea el momento de recuperar el tiempo perdido. Mientras, es posible encontrar algunos retazos en El verano peligroso


Portada del primer número de la revista Life con las crónicas de El verano peligroso

En la noticia que en su día aparecía en El País, firmada por Franciso G. Basterra (13/06/1985) dando cuenta de la primera edición inglesa, indicaba que se trataba de "un libro acerca de la muerte escrito por un vigoroso hombre de 60 años que tenía razones para temer que su propia muerte era inminente. También es un relato emocionado de su vuelta a aquellos heroicos días, cuando él era joven y aprendía acerca de la vida de los ruedos de España". Así define a The dangerous summer en la introducción del libro James Michener, un amigo de Hemingway y experto en su obra, al que en 1952 Life le pidió su opinión sobre el famoso cuento El viejo y el mar. Para el crítico William Kenne, "Hemingway fue a España en 1959 buscando la juventud, y en vez de ello encontró la muerte y la locura". En algunos sectores de Estado Unidos aún se mantiene viva la mística de papá Hemingway, el padre del nuevo periodismo, profesión a la que el escritor denigró al final de su vida ("el periodismo, después de alcanzar un cierto punto, puede ser una autodestrucción diaria para un escritor creador serio"), pero que nunca llegó a abandonar. The New York Times abrió el pasado domingo su prestigiosa revista de libros con una crítica de El verano peligroso, que tituló 'El último olé'. Para el periódico, "si esta obra hubiera sido publicable o incluso concebible con esta extensión y con esta calidad durante la vida de Hemingway, éste quizá no se hubiera pegado un tiro en la cabeza".


JLRM/10
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NB. Hay una edición en Editorial Sudamericana / Planeta de 1986 y la más reciente en De Bolsillo, de 2005. Acabo de encontrar una entrada interesante de la que procede la imágen de Life cuyo contenido recoge su estancia en Málaga, procede de la Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2009, pp. 25-29. Uno de los artículo que dió origen esta entrada es de Ramón Fernández Palmeral y está publicado en Letralia.

martes, 2 de febrero de 2010

Falta cultura de mar

A siete días del comienzo de esta singular versión de la Copa América, enquistada por pleito perpetuo del que sólo apreciamos el reflejo. La vela corre el riesgo de quedar identificada con la estela de este dislate que se diponen a dirimir. Sólo hay dos desafíos, y por medio multicascos pantagruelicos de irrepetible factura e ingeniería extrema. Son el reflejo de la desaforada situación a la que ha llevado la aplicación estricta de la norma escrita. ¿Puede servir todo esto para acercar la cultura de mar a los habitantes de la tierra? Demasiadas dudas.

Centro Náutico Benalmádena. II Copa Laser Andalucía. 13/14/02/2010. Foto: Facebook

Decía Luís Doreste, uno de nuestros mejores regatistas, -cuando narraba la segunda medalla hispana en la vela de Quingdao con la que pasábamos a ocupar "el primer lugar de la clasificación mundial"- que,  en España, a pesar de las diecisiete medallas "en un deporte minoritario y en un país rodeado de costa y con un clima que nos permite practicarlo durante todo el año y que sin embargo cuenta con muchísimos menos adeptos que países vecinos como Francia o Reino Unido, y no digamos ya que Nueva Zelanda o Australia. Falta cultura de mar en nuestro país, falta quitar muchas trabas institucionales para hacer más asequible el mar a los ciudadanos y falta que muchos clubes náuticos sean precisamente eso, náuticos, y no sociales de barra de club. Afortunadamente -escribía- en muchos de estos clubes existe ya la figura de socio deportivo y, afortunadamente también, muchos ayuntamientos están creando bases náuticas donde poder practicar este deporte".  Es posible encontrar esta realidad en algunos lugares de Andalucía, y seguro que en el resto de nuestra costa. Para eso no queda otra que tratar de echarse al mar, pero  al estilo de los del citius, altius, fortius, que no es extraño que clamen  porque no se meta a todo el mundo en el mismo saco, pensando en aquello del deporte elistista, reservado a unos pocos, que por repetido uno acaba por creerlo.

JLRM/10